El aumento en la duración de las baterías de los dispositivos electrónicos es uno de los grandes deseos de los usuarios ya que ven cómo sus terminales multiplican sus prestaciones técnicas sin que apenas se haya avanzado en este sentido en los últimos años. No obstante, una nueva tecnología podría poner fin las autonomías de corta duración para siempre.
La noticia nos llega desde la Universidad de Illinois (Estados Unidos), donde se ha presentado esta nueva tecnología que permite el aumento en la teoría de las autonomías hasta por 100. Para ello han sustituido materiales de las memorias internas y han reducido su tamaño, lo que les ha permitido aumentar de forma considerable el rendimiento de las mismas. Según el director del proyecto, el profesor Eric Pop, sus avances permitirían reducir el consumo energético en las memorias flash hasta en 1.000 veces del actual, lo que tendría un impacto en la batería muchísimo menor y permitiría aumentar teóricamente la autonomía de la misma. Estas memorias consumen energía para poder escribir o cambiar valores en su interior al requerir impulsos eléctricos para cambiar el estado de los componentes internos.
La tecnología podría ser incluso mejorada a largo plazo.
Los materiales que han implementado son nanotubs de carbono, que ofrecen estas ventajas y que tienen un tamaño muy reducido (10.000 veces inferior a un cabello humano). La utilización de estos nuevos materiales es la clave para que la mejora en el rendimiento sea tan ostensible ya que eliminaría la degradación de los componentes que existe en la actualidad y suprimiría el riesgo de borrado de memorias debido a cargas electromagnéticas. Como suele suceder con el descubrimiento de este tipo de tecnologías aún es una incógnita cuándo podrían ser aplicadas a la electrónica de consumo, dado que no se encuentran totalmente depuradas y podrían incluso verse mejoradas. Sólo a largo plazo se espera que puedan ser implementadas, pero esto ya es un gran paso. El siguiente será trabajar con las pantallas de los dispositivos, que a día de hoy son la parte que más energía consume en los dispositivos electrónicos como teléfonos móviles u ordenadores portátiles.